miércoles, 16 de abril de 2014

Educación y Creencias


Ante la situación descrita en el post anterior, en el que detallo las principales necesidades educativas de Parla, la Comunidad de Madrid ha decidido resolverlas instalando un colegio privado/concertado en nuestra localidad.

Públicamente ya hemos mostrado nuestro rechazo pero yo quiero añadir en este extenso blog una serie de argumentos para la reflexión.

Primero: Digo privado/concertado por el artificio utilizado por la Comunidad. Provocar la venta de un concurso público de suelo comercial para conseguir la implantación de un colegio privado/concertado. El artificio nace mal, con oscuridad y es poco transparente. 

Tan oscuro que el anuncio de dicha adjudicación lo realiza el 8 de abril un miembro del Partido Popular, el portavoz en Parla, antes de que el día 11 se publique en el Boletín Oficial de la Comunidad. Este hecho contribuye poco a la claridad y transparencia en un proceso tan sensible como éste del que hablo.
Además los plazos y procedimientos carecen de las garantías de cualquier proceso administrativo de estas características por lo que hemos recurrido administrativamente este proceso y creo que nos llevará a los tribunales de Justicia.

Segundo: El propio procedimiento vulnera la igualdad de oportunidades  y opciones para otros colectivos que quisieran optar a este centro. Cooperativas de docentes, laicos o religiosos, no han podido optar porque sencillamente no se ha provocado un concurso público para la construcción y gestión de un centro concertado, sino que se ha llevado a cabo un concurso para la venta de una parcela comercial.

No han podido optar y los ciudadanos nunca podrán evaluar a priori, ni el proyecto ni la educación que van a recibir sus hijos e hijas, ni si ese proyecto cumple la normativa en materia educativa.
  
Tercero: La Comunidad de Madrid y sus medios afines tratan de enfocar que el conflicto se produce entre  los católicos parleños y el Gobierno Municipal.  Y yo quiero trasladar, a través de estas palabras, que el conflicto existe y se produce entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno Municipal de Parla legítimamente elegido.

Conflicto este que afecta a numerosos aspectos de la vida diaria de nuestra ciudad, pero que se recrudece en el ámbito educativo. La imposición de este centro nada tiene que ver con las creencias. Es una decisión que nace de posturas intransigentes, soberbias, que desprecian a nuestra ciudad y a nuestros ciudadanos, posturas poco o nada democráticas que rechazan el pacto y el consenso.

Son posturas que están en contra de principios básicos como la igualdad de oportunidades y la justicia social pero además son posturas que no benefician a los que son creyentes. Católicos practicantes que ven cómo en nombre de sus creencias se pone en marcha un proceso oscuro, poco transparente e injusto ya que muchas familias no podrán aportar 140 euros al mes para acceder a un centro educativo que se promociona bajo el calificativo de élite mientras se abandona la escuela pública.

Además, de los supuestos 8 millones de euros que recibirá el Consorcio Urbanístico de Parla Este (formado por la Comunidad 55 % y el Ayuntamiento 45%) por la venta de la parcela comercial,  gran parte irá a pagar los excesos de coste de las expropiaciones de suelo. Exceso que originó la famosa ley del suelo de la época Aznar, y miles de euros de los que serán beneficiaras algunas de las familias que eran propietarias del terreo y que serán las mismas que obtendrán plaza para sus hijos si este centro educativo finalmente se construye.

Os dejo esta larga reflexión para que podáis darle lectura en estos días de asueto. Días en los que participaré en los actos religiosos, sí. Primero por cortesía institucional ya que las Hermandades de la ciudad siempre nos invitan a sus actos de Semana Santa. Segundo, porque el Ayuntamiento y la figura del alcalde representan a todos los ciudadanos, sea cual sea su adscripción religiosa, política, sexual e independientemente de su lugar de nacimiento.
Lo digo con la tranquilidad y la legitimidad que me otorga haber asistido desde a una misa evangelista a los actos religiosos en conmemoración a la patrona de esta ciudad, algo que he hecho siempre con la misma cortesía hacia el anfitrión y a los participantes, y el respeto a sus creencias.

A muchos de vosotros os encontraré en las procesiones y actos religiosos. Es frecuente saludar a compañeros de mi partido como a los representantes de  otras fuerzas de izquierdas que participan en estos actos religiosos. Esto también me reafirma en mi posición y mi presencia. Las creencias son  patrimonio de la conciencia de cada ciudadano, pueden y deben hacerse públicas si se desea y no confrontan en absoluto con ideales universales de libertad, justicia social o igualdad.

Los derechos y libertades individuales deben protegerse y defenderse y no pueden esgrimirse como argumentos de exclusión ni arma arrojadiza para realizar actos poco “puros”  y oscuros que ante la atenta mirada de los ciudadanos son injustos.

¡Feliz Semana Santa!