viernes, 27 de noviembre de 2009

¿Qué podemos hacer para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad?

Dejadme hoy hablar, con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad el próximo 3 de diciembre, de la integración real y efectiva de esas personas que conviven con nosotros y a las que, en muchas ocasiones, no les prestamos la atención que merecen. Permitidme una aclaración, no creo que debamos actuar con las personas con discapacidad de modo diferente a con el resto, simplemente tenemos que ofrecerles el trato responsable que merecen para evitar que unos problemas psíquicos o físicos les imposibiliten trabajar, divertirse o vivir como los demás. Sólo necesitan un poco más de atención y de sensibilidad.


Eso, precisamente, es lo que quiero que nos paremos un momento a pensar. ¿Qué podemos hacer para que la calidad de vida de esos ciudadanos sea similar a la de los demás? Aquí, en Parla, tenemos que dar ejemplo y por ello vamos a construir un Centro de Día para estas personas. Es algo que veníamos reclamando a la Comunidad desde hace demasiado tiempo. Así que hemos decidido no esperar más, porque la integración de los discapacitados es una tarea en la que nos debemos implicar, y construiremos este nuevo espacio para los discapacitados intelectuales. De acuerdo con las asociaciones del municipio, atenderemos a entre 30 y 40 personas a las que, por responsabilidad, debemos nuestro apoyo.


Pero hay más. No quiero que se entienda como un hecho para colgarme medallas, porque en este tema siempre tengo la sensación de que los méritos nunca son suficientes. Pero para aquellos que pueden desempeñar un trabajo, también estamos dando pasos con empresas que se van a instalar en la ciudad. Así, Decathlon incorporará a seis discapacitados intelectuales menores de 30 años en la nueva tienda del PAU 5. Todos ellos participaban en las actividades del Centro Ocupacional Villa de Parla y lo seguirán haciendo ya que podrán compatibilizar su inserción laboral con sus actividades formativas, muy importantes para conseguir una plena integración. Me siento orgulloso de estos vecinos. Como de los que han trabajado en el ajardinamiento de alguna urbanización en Parla Este y el resto que, seguro muy pronto, firmarán contratos en otras empresas.


Acabo con una última reflexión, dedicada a las familias. Las grandes olvidadas y las que más sufren las injusticias que padecen los discapacitados por el mero hecho de serlo. Cada día avanzamos más y lo seguiremos haciendo, pero para ello necesitamos que todas las familias sientan nuestro calor y apoyo. Quiero que sepáis que no estáis solos, que nuestro respaldo sólo puede seguir creciendo, que no basta con eliminar barreras arquitectónicas o laborales. Éste es un objetivo de todos, porque como me dijo una vez un familiar de un chaval del Centro Ocupacional: “No es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos de los demás”.

martes, 24 de noviembre de 2009

25 de noviembre. Todos contra la violencia de género.










Para mí no será una concentración más. Por eso quiero convocaros para que todos estemos este miércoles a las 12 del mediodía en el Bulevar Norte. Allí vamos a rechazar de plano, con la mayor de las firmezas, la presencia, desgraciada presencia, de la violencia de género en nuestra sociedad.

Considerar a alguien inferior, sólo por su sexo, o aprovecharse de su debilidad es algo tan cobarde e irracional que únicamente puede merecer desprecio. Me repugna cualquier tipo de violencia, pero ésta en particular me produce una repulsión inmediata y radical. Y está e nuestra mano atajarla; denunciarla; en ocasiones, impedirla. Hagámoslo por el bien de todos y sirva la concentración en este Día Internacional contra la Violencia de Género como expresión pública de nuestro deseo de acabar con estos violentos.

Aquí en Parla, hace ya 10 años, creamos una mesa de intervención para atajar este problema. Tenemos una unidad de la Policía Local, con cinco agentes especializados, que han obtenido grandes resultados. Y desde el Ayuntamiento consideramos que el problema hay que atajarlos desde varios vectores, pero dos son fundamentales. La atención integral a las víctimas (como he comentado con políticas concretas de apoyo a las víctimas y la formación de personal especializado en atención a las personas maltratadas) y la prevención.Especial mención merecen también el trabajo que realiza el Consejo Sectorial de Mujer, quienes, con su esfuerzo y dedicación, nos dan un lección de cómo pelear contra esta lacra social.

Me resultan estremecedores los últimos datos en los que se constata que la violencia de género crece entre los menores de 30 años. Eso liquida la vieja, y errónea creencia, de que este tipo de violencia se circunscribía a las personas sin formación y de avanzada edad. Por ello considero esencial continuar con los programas formativos e informativos en colegios e institutos. Es aquí donde tenemos que evitar que anide el germen de la violencia de género. Si la mala hierba no crece, no tendremos que arrancarla más tarde con consecuencias traumáticas.

Las últimas cifras que hemos conocido, con un descenso de más del 60% en el número de muertes por violencia de género si comparamos 2009 con el año precedente, sólo me sirven de aliento y de estímulo. Nos indica que estamos en el camino correcto y que nuestros esfuerzos no sólo deben continuar, sino que se deben redoblar.

Es aberrante que una mujer sea maltratada en el mundo cada 18 segundos. Como ha comentado la delegada del Gobierno en Madrid, Amparo Valcarce, “mientras una sola mujer sufra violencia de género no podremos estar satisfechos”.

jueves, 19 de noviembre de 2009

La Sanidad, un derecho también en Parla

Quiero aprovechar este blog para mostrar la desazón que el otro día me produjeron dos hechos casi simultáneos. Me dirigía al Pleno monográfico sobre el estado de la Salud en Parla cuando me crucé con un trabajador del Ayuntamiento al que tengo especial aprecio y me contó su experiencia personal. Una ambulancia que le tardo más de media hora y un sinfín de cambios de cita para varios especialistas del hospital vía… correo. Me dejó sorprendido. Por fortuna, gozo de eso que un Papa llamó mala salud de hierro y visito menos que poco al médico, pero las referencias que me llegan del funcionamiento de la salud en Parla y casos como el de este trabajador, me confirman que fue muy acertado hacer una diagnosis de la Sanidad en un Pleno.

He dicho que hubo dos hechos que me produjeron desazón. Uno fue el de este empleado. Otro fue la reacción de un partido político en ese Pleno al no apoyar acuerdos que, sin lugar a dudas y sin partidismos de tipo alguno, sólo pueden beneficiar a quienes representamos. Conformarse con un hospital que funcione “incluso mal” debería llevarnos a la reflexión y a la rebeldía. Si algo funciona regular o mal, máxime si es público, nuestra obligación es poner todos los medios a nuestro alcance para paliar esa situación. Si, además, está en juego la salud de los ciudadanos, considero que hay que hacerlo inmediatamente. Con las cosas de la salud no se juega ni se mercadean votos.

La Consejería de Sanidad ha negado a los centros sanitarios la posibilidad de facilitarnos datos que nos permitan calibrar las necesidades reales de la Sanidad en el municipio. Pero experiencias como las relatadas con desánimo por este trabajador del Ayuntamiento se multiplican en boca de cientos de ciudadanos. ¿Cómo es posible que una ambulancia tarde más de media hora en llegar dónde se la espera? ¿Cómo es posible que esa ambulancia venga de otros municipios y no del hospital de Parla? ¿Qué se está haciendo mal? Y, lo más importante, ¿cómo lo podemos remediar?

Espero más diálogo, más lealtad institucional y más sensibilidad de la Comunidad para con los parleños.

No quiero dejar escapar la oportunidad de hablar de los Centros de Salud de San Blas y Las Américas. Quizá, la mitad de las quejas vecinales vengan por el hacinamiento y la saturación que sufre estos centros. La Comunidad prometió (no voy ahora a entrar en la forma descortés que lo hizo) un nuevo Centro de Salud para Parla Este, pero esa promesa del señor Güemes se la ha llevado el viento. ¿Sabéis cuántos usuarios tiene el Centro de Salud de San Blas? El doble de lo que aconseja la ley. ¿Sabéis cuántos días se está demorando la cita a los pacientes que la solicitan? Tres y cuatro. ¿Eso es calidad en la atención sanitaria? Parece que la Comunidad de Madrid y los representantes de este partido en Parla lo asumen. Yo no. Por eso pido que se construya ya el indispensable Centro de Salud de Parla Este y, aun así, el municipio necesitaría otro consultorio más para racionalizar el Centro de Salud de San Blas, que también asume más pacientes de los que marca la legislación.

Sólo espero que, con el trabajo de todos, cuando la salud nos abandone no tengamos que echar mano de la paciencia como único remedio a nuestros males.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Re-imaginando Parla

He visto que muchos habéis saltado de mis reflexiones sobre el Muro de Berlín a muros más cotidianos y con los que todos podemos chocar en nuestra propia ciudad, en una parte del centro de Parla. Traspaso ese puesto fronterizo y, de salida, reconozco que estoy de acuerdo con parte de esos argumentos.

Hay núcleos antiguos de la ciudad, que crecieron como una metástasis al calor del urbanismo de la década de los 60 y 70, y que se han venido degradando. Tenemos que trabajar para reordenar esas zonas, pero para ello necesitamos el consenso y el empeño de todos para una recuperación integral de la calidad de vida que pedimos y merecemos los parleños. Pero eso sólo lo podemos lograr si todos juntos lo intentamos. Como dijo una vez Jack Nicholson: “Una vez que salgas de la escuela, sólo lo que hagas por ti mismo dará calidad a tu vida”. Intentémoslo.

Posiblemente tengamos que plantearnos con serenidad que ha llegado el momento de reconstruir la ciudad sobre los cimientos de la antigua Parla. ¿Y qué necesitamos? Un proyecto urbanístico ambicioso y moderno que elimine la infravivienda en altura y que, a la vez, sirva para recuperar zonas comunes para los vecinos, espacios verdes, aparcamientos… Y todo para recuperar en la Parla más tradicional la calidad de vida inherente a la Parla más moderna.

Tenemos que crear un nuevo tejido urbano en que se sustituyamos viviendas degradadas por espacios públicos que supongan un nexo de unión para los vecinos del entorno. Espacios accesibles, eficaces para el tráfico rodado y confortables para los peatones.

Para ello hay que derribar algunos muros, y el de la integración de toda la ciudadanía, independientemente de su procedencia, resulta esencial. En aquella Parla de los 70, los foráneos venían de Andalucía, de Extremadura, de lo que entonces se llamaba Castilla la Nueva y la Vieja. Ahora los recibimos de un poco más lejos desde el punto de vista del kilometraje, pero con la misma cercanía personal. Al menos ése es mi deseo y anhelo.

Nadie debe de ser extranjero en Parla por el mero hecho de haber nacido en Bogotá, Agadir o Kuala Lumpur. Yo, sin ir más lejos, provengo de madre extremeña y tanto ella como yo nunca nos hemos sentido extranjeros en Parla. La nuestra es una ciudad cálida y acogedora.

Pero debemos ir un paso más allá. En una ciudad en la que todos tenemos los mismos derechos y deberes, también tenemos que gozar de las mismas oportunidades de vivir una Parla moderna, atractiva y con futuro.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Cielo sobre Berlín

Esta misma mañana, revisando mi correo electrónico justo antes de empezar a trabajar, encontraba entre los mensajes recibidos una palabra desconocida: resiliencia. En una rápida consulta a Google lo entiendo mejor: en psicología la resiliencia es la capacidad que tienen los sujetos para sobreponerse a las tragedias o al dolor emocional. Es decir, la capacidad para superarse, para salir adelante sea lo que sea lo que hayamos sufrido o qué difíciles situaciones hayamos padecido.

Y acto seguido he pensado en Berlín, en la capacidad de sus habitantes para sobreponerse a la miseria y convertir a Alemania en el motor económico de Europa. Casi treinta años de Muro de la Vergüenza no bastaron para dividir el espíritu de lucha de sus ciudadanos. Este y Oeste estaban unidos por un vínculo y un afán de superación mucho mayor que cualquier barrera física impuesta por un régimen político irracional e irreflexivo.

La noche del 9 de noviembre de 1989 el puesto fronterizo de la Bornholmer Strasse fue el primero en abrir sus barreras y por él pasaron a occidente miles de ciudadanos del Este alemán ansiosos por conocer una parte de la ciudad que les había estado vetada durante 28 años. La propia canciller Angela Merkell, que entonces trabajaba como física en Berlín oriental, cruzó también entre ellos y celebró, con unos completos desconocidos de la parte occidental, la caída del Muro.

Hoy se cumplen veinte años de esta victoria moral y ejemplar de la voluntad popular frente a la opresión. Una fecha para recordar porque, como en la película de Wim Wenders, el cielo sobre Berlín volvía a ser uno. Y con él, el cielo de toda Europa, que había permanecido injustamente dividido y mutilado hasta aquella misma noche.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Crear empleo, el gran reto

Como cada mes, llegan nuevos datos sobre el paro. No son buenos, ni siquiera regulares. Nuestros vecinos ven como se destruyen más puestos de trabajo y esa es mi mayor preocupación. Paso con preocupación por la fila del INEM cada día para comprobar si hoy hay menos personas que ayer. Por desgracia, hoy no se ha cumplido.

Me centro en el Parque empresarial, en el PAU 5. Creo que será el motor de creación de empleo que necesitamos. Es una alegría saber que, entre las empresas que se instalarán en el parque comercial, en Parla Natura, se van a crear 300 puestos de trabajo. 300 personas menos en esa fila.

John Deere también será un revulsivo. Una pieza más en el engranaje. La parte municipal del PAU se está desarrollando. Los inversores confían en nuestra ciudad y eso se demuestra en la confianza de las empresas instaladas y el interés por concursar en las nuevas adjudicaciones de suelo.

Pero no podemos seguir trabajando solos. Necesitamos un impulso por parte de otras administraciones. Necesitamos del Gobierno regional, necesitamos que quien tiene las competencias en materia de empleo se comprometa con nosotros.

Y tiene que ser un compromiso sólido y estable. No podemos permitir que se deje de invertir dinero en políticas de fomento del empleo, como ha hecho la Consejera de Mujer y Empleo de la Comunidad. No es razonable que este año nos haya llegado un 22% menos de dinero para programas de formación y empleo, ayudas a emprendedores… No es el momento de los recortes en política de empleo.

Todo lo contrario. Ha llegado el momento de ponernos a trabajar todos juntos en una única dirección. Crear empleo. Hacer que nuestros vecinos tengan un puesto de trabajo, que abandonen de una vez la fila del INEM.

Yo estoy trabajando para conseguirlo, el Gobierno de España está implicado, incluso con la negociación directa con algunas empresas, como Opel, para evitar la deslocalización. ¿Y la Comunidad? Necesitamos también del Gobierno regional. El método es trabajar juntos para conseguir mejores resultados.

martes, 3 de noviembre de 2009

Adios, José Luis

Con más de doscientas películas y decenas de obras de teatro en su haber, nos ha dejado José Luis López Vázquez, un ilustre del cine español que nos abandona dejando un buen número de excelentes películas y, lo que es tanto o más importante, un montón de sonrisas. Hablar de López Vázquez es hablar, ni más ni menos, que de setenta años de cine español. Setenta años de nuestra historia más reciente que han quedado grabados en blanco y negro, más que en color, en nuestra memoria.

Berlanga, Forqué, Saura, Palacios… se disputaron en sus mejores papeles al versátil José Luis, al que no puedo evitar recordar atado al perchero, amordazado y acorralado por la tribu de sus pequeños ahijados-indios en “La familia y uno más”: “¡Padrino, búfalo!”. Una frase que ya pertenece toda una generación e incluso creo que hasta a alguna de las posteriores.

Y también le recuerdo en “Un millón en la basura”, y con Gracita Morales en “Sor Citroën”, y sobre todo en “Atraco a las tres”, el rufufú a la española… y en cantidad de otras películas de esas que ahora, al volverlas a ver con el paso del tiempo, te das cuenta de que eran casi un documental, un fiel reflejo de la sociedad de los sesentas y de los setenta levemente enmascarado en una comedia, y a veces ni siquiera eso: ahí quedan la trilogía de “Patrimonio Nacional”, “El verdugo”, “Plácido”…

Tengo que confesar, además, que después de ver en uno de esos programas “La cabina”, el corto de Antonio Mercero protagonizado por López Vázquez, estuve más de un mes llamando por teléfono con un pie puesto en la puerta de la cabina de teléfono de mi barrio. Por si se cerraba y no se podía abrir más que nada, claro.

Ahora, me imagino que el Padrino Búfalo andará repartiendo pasteles en un cochecito con Pepe Isbert por Villar del Río mientras esperan a Mr. Marshall, y Fernando Fernán Gómez se pasea por allí con Agustín González en una de esas bicicletas que sólo son para el verano. Pero bueno, todavía nos quedan sus películas.