jueves, 29 de abril de 2010

Convivencia ciudadana

El viernes, coincidiendo con el día del Libro, regresaba de una reunión con el rector de la UNED. Como el día acompañaba, decidí volver a casa atravesando uno de nuestros parques. Así aprovechaba y veía cómo estaba y cuál fue mi sorpresa cuando vi un grupo que se “divertían” intentando descolgar una papelera.

Me vino a la memoria lo que me dijo el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, cuando visitó Parla hace unos meses. “No entiendo la poca coherencia de algunos jóvenes [en relación a los de su universidad] que se marchan corriendo a Galicia a recoger chapapote pero que son incapaces de recoger los desperdicios que dejan después de haber estado en el césped del campus”, me decía. Y no le falta razón, pero no quiero estigmatizar aquí a la juventud. Antes al contrario.

Ahora, con el buen tiempo, salimos más, trasnochamos más… y todo eso afecta a la convivencia en una ciudad. En estos meses de verano, uno de los principales problemas al que se enfrentan muchos ciudadanos es el ruido, que en estas fechas se multiplica. Precisamente hoy, 28 de abril, se celebra el Día Mundial contra el Ruido, un problema que, según las cifras, afecta en a casi el 46% de la población en las horas nocturnas y que, entre todos, debemos evitar garantizando el derecho al descanso.

Pero no sólo las quejas por ruidos se multiplican, también los parques y espacios públicos empiezan a sufrir la falta de higiene de algunos usuarios, etc. Desde el Ayuntamiento hemos puesto en marcha varias campañas de concienciación. Ahora, por ejemplo, estamos explicando la obligatoriedad de recoger los excrementos caninos pero los siguientes pasos irán encaminados a tratar los problemas derivados de las molestias por ruidos.

Es verdad que el respeto no es algo que cotice al alza en nuestra sociedad, pero está en nuestras manos el cambiarlo, el hacer de Parla una ciudad más “vivible”, más cómoda, de más calidad. Por eso os pido que seamos responsables para disfrutar sin molestar al vecino y “dos veces” responsables cuando hagamos uso de los servicios públicos. Todos saldremos ganando.

jueves, 22 de abril de 2010

Más rosas, pero ya sin vinagre

Aunque la tradición es sobretodo catalana, permitidme que me suba al carro. Este viernes es el Día del Libro (y de San Jordi). Esa tradición marca regalar un libro y una rosa a quienes se quiere. Fuera de Cataluña valdría con el libro sólo, pero me gusta eso de poder adornarlo con una rosa. Por eso parafraseo el título de mi última entrada en el blog, pero el tono de ésta es más amable. Que nadie huya antes de tiempo, por favor.

El Día del Libro (aunque todos los días deberían ser del libro) sigue siendo algo especial para mí. Es un homenaje a la cultura, al saber, a la convivencia. Con mente preclara y premonitoria, el poeta alemán Heinrich Heine señaló que “allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres”. Años después la Alemania nazi cumplía el vaticinio de Heine, en uno de los momentos más dramáticos y perniciosos de la Historia. Atacar los libros (como sucedió en muchas otras épocas) supone un dardo envenenado dirigido a la propia Humanidad. Por esa razón, celebrar el Día del Libro sirve para espantar esos tristes fantasmas.

Aún me acuerdo de la primera vez que me compré un libro. Fue en la calle Humanes, frente al colegio Ramón y Cajal, y no me pude resistir, adquirí varios de Julio Verne, un historiador de la fantasía. También me compré una versión infantil de la ‘Iliada’, uno de esos libros cortos que, como dice Quevedo, “para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga”.

Ahora, tengo dos volúmenes entre manos. Son tan distintos que se complementan. Uno es ‘El perfeccionista en la cocina” de Julián Barnes, el otro es un préstamo/recomendación de una de las aventuras del inspector Méndez, de González Ledesma. Aunque ninguno me ha impresionado tanto como ‘La familia de Pascual Duarte’. Sólo por esta obra maestra merecía Cela el Nobel. Una joya que no me canso de releer.

No pretendo que os sirvan de sugerencia, pero sí de acicate para que el viernes (o cualquier otro día que os venga bien) os acerquéis a una librería y os zambulláis en la lectura del libro que más os seduzca. No olvidéis que, como decía el ensayista británico Thomas Carlyle, los libros son amigos que nunca decepcionan.

martes, 20 de abril de 2010

El derecho a ser llorados

En esta ocasión os dejo con un artículo que leí en El Pais de Josep Ramoneda, filósofo y periodista, además de director y fundador del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona:

"Convertir a los verdugos en víctimas nunca puede ser un acto de justicia. Por esto resulta irritante el procesamiento de Garzón por su intento de reconocer y dar reparación a las víctimas del franquismo. Están convirtiendo el pacto de amnistía en un principio de ocultación del pasado, de negación del reconocimiento a las víctimas y de blanqueo del franquismo. El espíritu de la transición era avanzar hacia adelante desde la exigencia moral de no volver nunca a un enfrentamiento como la Guerra Civil. Para ello, se pactó una amnistía que protegiera a todos los potenciales protagonistas del cambio, los que venían del franquismo y los que venían de la resistencia. Pero esta amnistía no significaba una absolución del pasado. Era, simplemente, aplazar el duelo para realizarlo cuando la democracia hubiese alcanzado ya su madurez y su equilibrio. Con paciencia, se dejaron pasar los años, pero el tiempo de silencio no podía ser indefinido. Algo falla en la democracia española si, a estas alturas, todavía los verdugos pasan por delante de las víctimas.

Resulta difícil de entender la extraña alianza que se ha trenzado entre la ultraderecha, la derecha y un núcleo muy concreto de la izquierda judicial. Y es inquietante el papel de un Gobierno (con algún portador del virus antiGarzón incrustado) que, amparándose en la no intromisión entre poderes, deja hacer, olvidando que no estamos ante un problema judicial sino político y que será el Gobierno el que tendrá que lidiar con las consecuencias internas y con el descrédito internacional que provocaría una sentencia condenatoria. La prensa extranjera no puede entender que España sea incapaz de encarar la revisión de la dictadura que han hecho ya otros países, como Chile y Argentina. Lo decía The New York Times: "España necesita una explicación honesta de su pasado, no perseguir a aquellos que tienen el valor de exigirla".

El Consejo General del Poder Judicial -a petición de parte: el juez empeñado en cargarse a Garzón- descalifica las críticas. El Poder Judicial es tan susceptible de ser criticado como cualquier otro. En democracia nadie, ni siquiera los jueces, está por encima de la libertad de expresión. Y es especialmente grave que el Poder Judicial pretenda limitar algunas expresiones, porque es el único poder del Estado que no tiene otro control que el de la opinión pública. Al Poder Ejecutivo lo controla el Legislativo, al Legislativo lo controla el ciudadano, que tiene la capacidad de cambiar las mayorías con su voto, a ambos los controla el Poder Judicial y, desde lejos, la opinión pública. El Poder Judicial se controla a sí mismo. Por lo menos, que aguanten los envites que puedan venir de la opinión pública.

La derecha, que desde el caso Gürtel va a por todas contra Garzón, habla de las críticas a los jueces que le han de juzgar como un atentado a la democracia. La libertad de expresión nunca atenta contra la democracia. Lo que sí atenta contra la democracia es el querer escapar a ella. A la derecha el cuerpo le pide pelea contra Garzón, pero puede salir trasquilada: conseguirá movilizar a una izquierda que estaba muy desactivada.

Si el primer principio de la Justicia, como dice Amartya Sen, es actuar contra la injusticia flagrante, en este caso hay una clara inversión de los valores: una presunta injusticia -querer enjuiciar a los verdugos con una interpretación de la ley que algunos jueces consideran inapropiada- se utiliza para tapar una flagrante injusticia -la negación del reconocimiento a las víctimas del franquismo-.

La justicia tiene un marco y un contexto. Se ejerce en una comunidad con unos valores determinados y con un trayecto histórico. La norma legal no tiene la asepsia de un teorema. El que la interpreta debe saber encontrar el equilibrio entre el texto y el contexto para actuar con equidad. Y la equidad dice que la injusticia flagrante no se está cometiendo con los verdugos -que salieron de rositas de esta historia- sino con las víctimas. La justicia no puede decidir que hay víctimas que no tienen derecho a ser lloradas, para decirlo con la expresión de Judit Butler.

La imagen liberal de España va a retroceder varios escalones en el mundo, porque es difícil entender que a estas alturas el franquismo aún tenga protección y los que lo denuncian aún tengan que pagar por ello. Creo que la prensa internacional lleva razón: la democracia española sigue cojeando porque una parte de este país todavía no puede admitir la realidad del franquismo."

viernes, 16 de abril de 2010

Vinagre y rosas

Le tomo prestado a Joaquín Sabina, del que es rendida admiradora mi pareja, el título de su último trabajo. Como tantas otras veces, me sirve para resumir en tres palabras el día en que la presidenta regional tuvo a bien recibir a los alcaldes del sur tras un año de silencio administrativo y desdén.

Sí, este viernes Esperanza Aguirre nos recibió en la casa de todos los madrileños para escuchar las propuestas que un grupo de alcaldes queríamos hacerle. El objetivo era mejorar la vida y los servicios que las administraciones públicas damos a los ciudadanos de nuestros municipios y presentarle un ambicioso plan para generar empleo. Dos propuestas que durante meses han dormido el sueño de los justos en un cajón del despacho de la presidenta.

Pues bien, Aguirre ha admitido que en el Plan Estratégico del Sur encuentra elementos muy positivos. Motivo de satisfacción que rápidamente se ha encargado de enfriar, pues para poner en marcha las medidas que proponemos, el ejecutivo regional no tiene dinero. ¿Cómo es posible que no haya dinero para luchar contra el desempleo? ¿Cómo es posible que se les niegue a los parleños (y fuenlabreños, getafenses, pinteños…) las infraestructuras a las que tienen derecho?

En ese proceso de enojo estaba cuando mi móvil dio un respingo. Era un SMS. Acabo de ser tío por primera vez. Mi hermano me acaba de decir que la pequeña Patricia está bien, que la mamá está bien, que él está bien. ¡Que todo está bien! Y esa alegría se mezcla con la amargura de saber que no. Que no está todo bien. Que tengo que trabajar más para que Patricia tenga una escuela mejor; para que Patricia disfrute de una sanidad más moderna y de mejor calidad; para que los amigos de Patricia se desarrollen en un entorno moderno, con medios de comunicación ágiles y seguros; para que Patricia y sus amigos disfruten de Parla con las mismas posibilidades de desarrollarse integralmente como los niños de la Puerta del Sol o del barrio de Salamanca.

Estoy feliz en el plano personal, pero a la vez siento una enorme responsabilidad por, permitidme la expresión, “mis” ciudadanos, que tienen el mismo derecho que los demás a ser de primera. Un día, en definitiva, con soles y chubascos. Vinagre y rosas.

miércoles, 14 de abril de 2010

De marcha

Hoy, me tomo la libertad de haceros una invitación. Mañana, varios alcaldes del sur de Madrid nos pondremos en marcha para reivindicar a la presidenta de la Comunidad de Madrid algo tan surrealista como que nos escuche. Después de muchas peticiones oficiales y oficiosas, Esperanza Aguirre ha preferido buscar excusas y hacer chanzas sobre el “peligro de extinción” en el que nos encontramos estos alcaldes en vez de cumplir con su deber institucional.

Queremos sacar adelante un Plan Estratégico para el Sur que impulse el empleo (más de 100.000 puestos de trabajo se pueden crear) y se dote a los municipios de las infraestructuras que un millón y medio de ciudadanos necesitan y merecen. Ante este planteamiento, el gobierno de Aguirre ha respondido con desdén y silencio.

Mañana, queremos hacernos oír y por ello os invito a todos a sumaros a la marcha que partirá desde Getafe (Glorieta Victoria Kent; 9.00 horas) y que tiene como objetivo llegar a la Puerta del Sol. Desde Parla, habrá autobuses que os llevan directamente hasta la sede del gobierno Regional (salen a las 11.30 de la puerta del ayuntamiento) o, si preferís acompañarnos esos 14 kilómetros a pie, hay otros autocares que os acercan hasta Getafe (salen a las 7.30 también del ayuntamiento).

Los parleños ya sabemos, por experiencia propia, que la presión y la reivindicación de nuestros derechos requieren esfuerzos, pero también sabemos que los resultados merecen la pena. De otra forma no hubiéramos logrado cosas como el hospital. Volvamos a demostrar que el poder de decisión está en la ciudadanía, no en un despacho. Mañana toca caminata.

viernes, 9 de abril de 2010

Las buenas noticias, también deberían ser noticia

El otro día discutía con un amigo sobre el ambiente que se está sobre el mundo de la política y de los políticos. “La imagen que tienen de vosotros es de que sois unos aprovechados”, me decía. El tercero en discordia de la charla de aperitivo disentía, pero poco: “Hombre, la gente sabe quién es un corrupto y quien es honrado. Pero es verdad que la imagen de los políticos es mala”. Yo quería hacerles ver que los casos de corrupción son unos pocos sobre una multitud de políticos honestos que hacen su trabajo día a día respetando las leyes y buscando el bien de la mayoría.

Ayer, por la noche, recordé esta conversación tras ver un informativo televisivo. El caso Gürtel, el caso Palmanova, el caso del Cabanyal, el caso… ¿Pero de verdad España es así? ¿En esto es en lo que nos hemos convertido? Tras una breve reflexión decidí que, quizá, el problema estuviera en la imagen que transmiten esos informativos y recordé lo que una vez me dijo un amigo que es periodista (sí, aunque parezca raro tengo amigos periodistas): “Una buena noticia no es noticia”.

Claro que es de interés general los casos de corrupción de los que deben ser como la mujer del César, honrados y parecerlo; claro que deben ser públicos los casos que dan una mala imagen de la política; claro… eso y todo lo demás. Que una buena noticia no sea noticia me parece una máxima dramática y… falsa.

Justo al día siguiente de la charla con estos dos amigos leía en el País Semanal un reportaje que me devuelve a mis convicciones. En Estados Unidos, un niño de 12 años, Max, emplea las tardes en hacer una página web, mitad periódico mitad programa de televisión, en la que sólo hay noticias positivas. Dice que se le ocurrió cuando una profesora le dijo que odiaba ver noticias tristes. La página web de Max es un éxito, pero lo mejor es que no es la única. Hay muchas iniciativas en Internet que reniegan de esa máxima de que una buena noticia no es noticia.

Pues esa idea es la que reivindico. Instalarnos en lo negativo (la crisis, la corrupción, las prevaricaciones…) nos conducen a tener una imagen tétrica de nuestra sociedad. Yo confío en nuestra sociedad y en nuestros vecinos. Sin duda, lo mejor que tenemos.