jueves, 24 de junio de 2010

Orgullo y reconocimiento

En esta época de pensamiento casi único, de recortes dolorosos, de críticas salidas de tono y demás lindezas, uno todavía se atreve a sacar pecho por los logros y por los valores que defiendo. Cuando muchos abogan, en demasiadas ocasiones por intereses inconfesables, por reducir la labor de todo lo público, yo me planteo como más necesario que nunca trabajos como los que se realizan en la escuelas municipales de cultura.

Esta semana, más de 1.000 vecinos han cerrado su curso escolar en disciplinas como danza, música, teatro o pintura. A esos apóstoles irredentos de la iniciativa privada les parecerá un despilfarro de recursos. A mí me parece una inversión indispensable de futuro y, desde luego, esa política no es incompatible con otras de carácter social. Que un millar de vecinos hayan crecido culturalmente es algo que me llena de orgullo. He estado en el final de curso de estas escuelas y ver la cara de satisfacción de padres, de madres, de hijos, de todos ellos… eso no tiene precio. Ésa no es materia comerciable.

De esos más de 1.000 parleños que complementan y enriquecen su formación y nivel cultural con la ayuda de este ayuntamiento, pocos podríamos acceder a este tipo de enseñanzas si no fuera con el amparo de lo público. Otros, gracias a la gran labor de las asociaciones, encuentran otros formatos y temáticas que igualmente les permiten formarse integralmente. Y justo es señalarlo y destacar la importante labor que el colectivo de asociaciones tiene en nuestra ciudad.

Ya digo que me siento orgulloso de poder poner al alcance de muchos estas oportunidades, pero eso sería poco si no fuera por todos aquellos que lo hacen posible día a día. Por eso vaya desde aquí mi reconocimiento para ese millar largo de alumnos, para sus profesores y monitores para todos aquellos que aportan su generoso esfuerzo para construir una ciudad cada vez mejor y más moderna y con mayor cultura. Eso supone que estemos un pasito más cerca de nuestro objetivo.

miércoles, 16 de junio de 2010

Los más pequeños, lo más grande

Hay cosas que importan y cosas que son importantes. La frase, que creo que ya me habéis leído en alguna otra entrada del blog, no es mía, es de un amigo y, aunque parece un sinsentido, encaja a la perfección con el momento político que vivimos. Pero no, no voy a hablar de la deuda soberana ni del diferencial de no se qué. Términos ésos que se han popularizado tanto en los medios de comunicación en las últimas semanas.

La frase viene al caso porque esta semana ha visitado Parla el señor Francisco Granados, una de las manos derechas de Esperanza Aguirre (lo digo así porque supongo que reniegan de la izquierda). Granados ha venido para escuchar de los suyos, o de los que cree que son los suyos, el discurso que desea que le reciten; a hacer labor de oposición a la oposición (es decir, a los alcaldes del Sur que les pedimos que gobiernen) y a alejarse cuanto de los vecinos cuanto más mejor, no vaya alguno a cantarle las cuatro verdades que le incomodaría escuchar.

Mientras, nosotros nos dedicamos, entre otras cosas, a contar los niños de 0 a 3 años que se quedarán sin plaza pública el próximo curso. Mientras, nosotros nos dedicamos, entre otros menesteres, a ir a la Puerta del Sol para reclamar más escuelas. Mientras, el gobierno de Aguirre, prefiere orientar campañas de prensa contra los alcaldes que la alteran el pulso. Mientras, Granados y sus corifeos, aseguran que en Parla no hacen faltan más escuelas. Pues que se lo digan a Montse.

Esta familia me dijo el otro día que su marido se ha quedado en paro y que por eso, según los erráticos baremos de la Comunidad, le alejan de una plaza pública pues se considera que uno de los padres puede cuidar de Daniel, su pequeño de un año. ¿Cuál es el problema? Que si el marido de Montse mañana encuentra trabajo tiene dos opciones. Se lleva a Dani en el camión o se lo deja en la Puerta del Sol a la señora Aguirre o al señor Granados, quien por supuesto no conoce ni de lejos a los Danieles y Montses que viven en la Comunidad que presuntamente gobiernan.

Casi 1.000 familias de nuestro municipio están en esta situación. Y la respuesta del Partido Popular es: en Parla, mirar para otro lado, y negar las necesidades reales de nuestros vecinos. Solucionar estos problemas es lo que le importa de verdad a la gente. Lo importante para el PP es cargar contra todo lo que no lleve sus siglas. Va a ser verdad que hay cosas importantes y otras que importan.

viernes, 11 de junio de 2010

Un kit kat, por favor

Escribo esto nada más levantarme. La verdad es que quise hacerlo ayer jueves por la noche, en cuanto llegué a casa, pero la semana ha sido muy exigente. Viajes para aquí, reuniones por allá… no os aburro. El caso es que después de tanta tensión y desgaste físico necesitaba un kit kat (como en el anuncio) y lo encontré ayer con un nutrido grupo de escolares de Parla.

En el Teatro Jaime Salom se representaba Cantania, un proyecto educativo y musical en el que han participado siete colegios y más de 400 chavales. ¡Qué placer¡ Me contaban, el profesional pedagógico del Ayuntamiento que nos ha embarcado en esta iniciativa y los profesores que han trabajado en ella, que los alumnos estaban encantados por el trabajo y eufóricos por el resultado (cuatro funciones y todas llenas). Pero me pareció aún más relevante el entusiasmo y orgullo con el que hablaban de sus alumnos los siete maestros (seis mujeres y un hombre) de música de los coles participantes.

Cantania es un proyecto ideado por L’Auditori de Barcelona, al que nos hemos sumado como municipio pionero en la Comunidad de Madrid, en el que los alumnos interpretan una cantanta. Este año el título elegido ha sido La balada del regreso, una obra con letra de Rosa Regás y música de Albert Grau. Los chicos de entre 9 y 11 años que participan han aprendido de una forma muy original aspectos musicales e interpretativos a la vez que los valores de integración, arraigo, solidaridad… que jalonan esta obra. Además, aplaudo el texto elegido para este año, las migraciones resultantes de la Guerra Civil, en el que los ciudadanos de Parla nos miramos y reconocemos a todos los que han contribuido al crecimiento de la ciudad desde los años 60.

Ver a esos chavales interpretar con excelencia y deleitarse con la sincronía que alcanzaron con la pequeña orquesta (formada en su mayoría por músicos de nuestra Escuela Municipal) te resarce de muchos sinsabores. Es una satisfacción observar cómo la Educación pública es capaz de alcanzar la excelencia, de formar por vías alternativas, de impulsar el crecimiento integral de nuestros chavales.

Seguiría alabando lo que vi ayer y recreándome en ello, pero es viernes y se acabó el kit kat. Ya estoy en el despacho. Lets go.

miércoles, 2 de junio de 2010

Ruido catódico

Este pasado domingo en una de las varias actividades que he compartido con vecinos de la ciudad, comprobé como algunas de las personas que se acercaron a saludarme venían con la labia incandescente. Un vecino ya mayor, y al que no veía desde hacía mucho tiempo, se me acercó con ese aire de respeto que siempre traen los que han vivido mucho. “Vaya palos están soltando los de Telemadrid”, me dijo. Y visto lo visto las últimas semanas no pude quitarle la razón.

El ruido interesado que han creado en las últimas semanas creo que supera el ejercicio legítimo (y necesario) de la crítica. Soy un abierto defensor de la libertad de opinión e información. Creo que es uno de los aspectos imprescindibles en la vida política y nos dirige a la senda que sirve para avanzar y que mejore nuestro entorno. Pero cuando las críticas se basan en hechos tergiversados y en datos retorcidos convenientemente entramos en un universo resbaladizo y fangoso.

Peor aún me parece que esas informaciones u opiniones tendenciosas procedan de quienes pretenden convertirse algún día en alternativa de gobierno. Ésos que precisamente no presentan ni una sola idea y que sólo se hayan cómodos en el “no a todo”; ésos que tienen como estrategia el cuanto peor para los vecinos, mejor para mis expectativas electorales; ésos que perdieron en las urnas y ahora pretenden ganar la partida mediática. Pírrico triunfo.

Unos y otros, el amo y la voz que es capaz de verbalizar lo que el patrón es incapaz de pensar, buscan en el ruido catódico una vía de afirmación. Si irresponsable me parece la actitud del amo, inadmisible es la del portavoz, al que pagamos entre todos, ya sirvamos a un color o a otro.

Pero esta reflexión me provoca otras más importantes y productivas. Me reafirman en mi posición de no escatimar esfuerzos en la defensa de la libertad, la transparencia y de aquellos principios que en unos breves minutos algunos "profesionales" de los "medios" han pisoteado sin pudor y sin analizar la repercusión futura de sus actos. Y para terminar, recordar lo que el nada sospechoso Luis Herrero comentó un día de su profesión: “Los periodistas deben criticar, pero no azotar a nadie”.