domingo, 11 de septiembre de 2011

Fiestas 2011: Una magnífica ocasión para dejar el nombre de nuestra ciudad bien alto


Hoy comenzamos las fiestas patronales de Parla. Unas fiestas que hacen que muchos vecinos y vecinas me pregunten por otro tipo de cuestiones además de los horarios o los detalles de la programación. Las preguntas rondan sobre el presupuesto, su conveniencia o su anulación.

Sobre su conveniencia, quiero trasladaros dos reflexiones. La primera es la relacionada con lo que creo que supone que los ciudadanos y ciudadanas de la localidad puedan disfrutar y compartir unos días festivos en los que la tradición y el ocio han sido cita obligada durante decenas de años. Su perdida, creo, significaría un bocado a las señas de identidad de nuestra ciudad.

La segunda, es que en estos momentos la inactividad en ciertos sectores económicos no produce nada bueno. Alrededor de las fiestas locales que estos días se celebran en los municipios de nuestra Comunidad, se generan numerosos puestos de trabajo como los que produce la actividad hostelera o los que realizan montadores, repartidores, o el resto de servicios necesarios.

Es verdad que este año nuestras fiestas han pasado el tamiz de la austeridad. Como decía en otros comentarios, estas fiestas se han realizado bajo la variable de la proporcionalidad al momento que vivimos.

No me queda más que terminar este breve comentario de hoy con los agradecimientos a todos aquellos que hacen posible estas Fiestas: Hermandad de nuestra Patrona, peñas taurinas, asociaciones y colectivos de la ciudad. A los voluntarios de Protección Civil, a los miembros de Policía Local y Nacional, a los servicios sanitarios y a los cientos de trabajadores municipales y de empresas de servicios.

Pero sobre todo, gracias a todos los ciudadanos por anticipado. Se que van a disfrutar, con prudencia y con respeto hacia los demás. Lo harán como siempre lo han hecho, dejando bien alto el nombre de nuestra ciudad. Viva Parla ¡!!!

viernes, 2 de septiembre de 2011

THE GOOD CAPTAIN

Agosto ha sido turbulento y esto se ha reflejado en los medios de comunicación, que durante este mes estival nos han acostumbrado a la sustancia de lo anecdótico. Libia, Siria, mercados, primas de riesgo, reforma de la Constitución, déficit, JMJ…, han supuesto sustrato suficiente para volver al clásico inicio de curso con la sensación de estar inmersos en un IRENE que nos azota sin contemplación.

En este punto de caos estoy convencido que la mejor manera de afrontar ese huracán no es sólo tomando medidas a corto plazo y de emergencia, como estos días han hecho muchos estadounidenses. No sólo hay que estar en la posición de alerta y tapar las vías de agua que entran en nuestra nave. El timón firme y el destino claro, forman parte del protocolo a seguir: el largo plazo en primer lugar. En segundo termino y no menos importante, está la claridad que debe emplear el capitán del barco para dirigirse a los que dependen de él. Tanto la tripulación como el pasaje deben percibirlo para sentirse seguros de aquel que lidera y lleva el timón.

Estos días los medios de comunicación y las redes me han dado la clave para haceros llegar estas líneas. Primero quiero deciros que siento que tengo capitán. Este humilde grumete percibe que Rubalcaba tiene claro el destino. La claridad en sus palabras, tanto en la forma como en el fondo, me imprime un poso de seguridad y de confianza, y más aún cuando sitúa la educación en el centro de su discurso.

Además de esto, el conflicto educativo que ha estallado estos días impactará como un meteorito en la Comunidad de Madrid y en Parla en este inicio de curso. Si a esto le sumo algunos comentarios publicados en las redes sociales: “Si eres universitario y hablas inglés, no puedes ser del PSOE”, tengo los ingredientes necesarios para preparar un buen potaje.

Soy militante del PSOE, soy universitario y hombre, en inglés me defiendo. No lo hago en la intimidad y menos con los pies apoyados en una mesa –recuerden a Aznar- , aspecto este último que me parece de muy mala educación, como mala es la educación en nuestra Comunidad.

Los datos así ratifican. Nuestro ranking (en pruebas del alumnado, gasto en educación, datos sobre abandono y absentismo) se mire por donde se mire, comienza a ser preocupante en una Comunidad que aspira a ser motor de este país, que acoge la capital de España y en la que educación y la formación deben ser los pilares fundamentales para construir un futuro de prosperidad.

Me he educado en la base del esfuerzo, el mío personal y el de mi familia. Al igual que muchos de mis amigos y amigas de generación, que a caballo entre el final de la dictadura y la llegada de la democracia, fuimos los primeros que comenzamos a percibir en primera persona de forma normalizada aquello de la educación pública, universal y gratuita.

Pude estudiar en el IES Tierno Galván de Parla en el horario nocturno (fui un privilegiado si lo comparo con la dificultad que tienen muchos ciudadanos y ciudadanas para hacerlo ahora). Después cursé mis estudios en una universidad pública. Algunos de mis amigos siguieron rumbos parecidos, otros por ejemplo, se decantaron por aquella Formación Profesional que tanto ha aportado a este país. He de recordar que algunos de ellos han logrado hoy ser empresarios y emprendedores, algunos de ellos en nuestra ciudad.

Hemos sido una gran generación, formada, empleable (término este ultimo muy de moda), formada en valores y en el respeto. Pero el máximo respeto es el que socialmente se tenía hacia “los maestros”. Respeto hacia aquellos que nos educaban, respeto por parte de nuestras familias, pero también por parte de las instituciones y los políticos. Los responsables de los centros y aulas gozaban de confianza: mis padres sabían que yo estaba en buenas manos.

Uno de los asuntos que marcarán la agenda en Madrid será el conflicto que definitivamente ha abierto en canal nuestro desnutrido sistema educativo. La falta de medios, plazas, centros, mejoras en los mismos, estrategia, presupuesto, esta poniendo en peligro el modelo educativo que hizo prosperar a este país.

Ese afán por buscar la austeridad como excusa de todo no me vale. No invertir en educación significa hipotecar el futuro colectivo. A no ser claro está, que el objetivo que están buscando sea otro como así me temo: fortalecer en nuestra Región el predominio de una elite conservadora a través de una educación sectaria y no universal. Romper el principio de igualdad de oportunidades para limitar la prosperidad y el ejercicio de mayores responsabilidades en el ámbito público o privado a unos pocos, confesos, propagadores y propagandísticos del actual régimen en nuestra Comunidad.

Pero no menos importante, con esto quiero acabar, es el desprestigio que los dirigentes populares de la Comunidad de Madrid están ejerciendo sobre el profesorado. Podremos promulgar muchas leyes sobre la autoridad de los docentes en las aulas, todas las que deseen, pero si no tienen reconocimiento social e institucional no lo tendrán de las familias ni de los propios escolares. No lo tendrán y será un escollo más en el desarrollo de su actividad.

Comentarios como los de Secretario General del PP madrileño del tono: “la fiesta que se acaba”, en referencia a los sindicatos y docentes, no hacen más que comprometer mi futuro, el de mis convecinos y el de muchos ciudadanos y ciudadanas que esperan de la clase política mesura, consenso, prudencia y claridad. Aquella que se espera de un buen capitán.